Llegamos al parking de la estación de tren de L`Hospitalet-près-l`Andorre sobre las 09:30 después de un interesante viaje en coche donde se comentaron muchas cosas sobre las últimas nevadas, el riesgo de aludes, la estabilidad del manto, y los vendavales recientes.
La verdad es que esto ocurre pocas veces y da mucha tranquilidad ir con gente que se ha tomado la molestia de mirar los boletines, la previsión de la meteo y los mapas de la zona. Parece que vamos por el buen camino con el tema de la seguridad y ya no se habla solamente de a que montaña vamos.
Empezamos a subir por una zona de bosque a 1.500 metros de altura con una orientación este (E) por donde baja una tubería a una pequeña central hidroeléctrica. La nieve esta un poco dura y nosotros todavía estamos un poco fríos. Las primeras lazadas cuestan más de la cuenta y después de algunos resbalones, alguno decide poner cuchillas.
Dicen los "lugareños" que en temporadas buenas la tubería esta totalmente cubierta de nieve y se pasa siempre por encima, lo que equivale a más de 2 metros de espesor. No será el caso esta vez y la pasaremos por debajo.
El primer tramo de foqueo es el más complicado por pendiente y por tipo de terreno. Se trata de una zona de árboles donde se cruzan varios arroyos, conocida como Ruisseau du Síscar. A medida que cogemos altura nos desviamos hacia el norte por la Val d`Arques siguiendo el trazado del río que da nombre al valle.
Hipnotizados por la verticalidad del Pic de Regalecio, un estético cilindro que nos recuerda ligeramente al Matterhorn y nos invita a soñar con aventuras mayores, debatimos las opciones. Uno de los grupos que llevamos delante opta por la ladera sureste del Pic de lAlbe siguiendo una vieja traza. A pesar de algunas dudas con la barrera de rocas y la canal que da acceso a la cima, convenimos que es un terreno con un riesgo "manejable" (si es que eso existe de verdad) y es una de las mejores opciones teniendo en cuenta el estado de la nieve y pensando en la bajada.
Foqueamos hasta la base de la canal donde ponemos crampones y cargamos el material a la espalda. Siempre es un momento delicado y tenso esto de ponerse los crampones metidos en una pendiente; si se te cae algo de material, te arregla el día.
El tramo de canal es corto y no muy delicado, de unos 60 metros y con un estrechamiento en la zona media. Conociéndola y con una nieve un poco menos transformada se podría subir sin crampones. Mientras subimos empiezan a bajar los esquiadores del grupo que llevábamos delante. Tenemos la mala suerte de que no han querido esperar 5 minutos a que pasemos la parte más estrecha y no paran de tirarnos nieve encima y de provocar pequeñas purgas, ya que la pendiente claramente supera su nivel y no paran de frenar. En fin, por suerte no ha pasado nada.
Salimos de la canal y volvemos a foquear hasta la cima. A pesar de que el tramo final es bastante suave, ya se empieza a notar el cansancio. Es una salida larga y con bastante desnivel, por suerte este tramo es un regalo para los ojos, con un paisaje infinito lleno de picos y valles nuevos para nosotros.
Desde la cima intentamos adivinar las cimas de nuestro alrededor sin mucho éxito, se nota que somos nuevos en esta zona. Recogemos pieles y empezamos a bajar sin entretenernos muchos, que sopla un poco de viento y nos enfriamos rápido.
Empezamos a bajar por el suave lomo de la carena, con una nieve dura y compactada pero que se deja hacer, hasta llegar a la entrada de la canal. Bajamos por turnos el tramo de la divertida canal, que tendrá alrededor de 35º y 40º grados, con una nieve más transformada y disfrutona. Vamos bajando alternando pequeños tubos y combas, intentando evitar los planos y buscando las zonas soleadas. Es una bajada larga y muy agradecida. Llegamos de nuevo a la zona de la presa, donde tendremos un flanqueo un poco incomodo y con poca pendiente.
Llegamos al tramo final del bosque, donde la pendiente aumenta y el terreno exige habilidad. Un pequeño "boardercross" entre árboles, rocas y arroyos nos lleva de nuevo al punto de partida después de disfrutar como enanos.
Esta salida nos ha dejado un muy buen sabor de boca. Nos ha encantado explorar este terreno y adaptarnos al estado de la montaña. Se trata de una zona súper interesante, con infinitas posibilidades y orientaciones. Tal vez con un poco de porteo a final de temporada y con algunas zonas peligrosas después de grandes nevadas. Esperamos volver pronto y seguir descubriendo sus secretos.
Salud y montaña!!