Muchas veces me pregunto porque escribo las reseñas, porque me tomo la molestia de dedicar unas horas a esto con el poco tiempo que tengo. No puedo evitar preguntarme si realmente le resultan útiles a alguien.
La verdad es que siempre que planifico una salida para una ruta nueva para mi, intento leer varias reseñas. Y casi siempre acabo leyendo el blog personal de algún aficionado que, muy probablemente, se hace estas mismas preguntas. Muchos de los contenidos de las redes sociales no se encuentran fácilmente "navegando"; tienes que seguir a este o ese perfil para poder acceder a ellos. En estos tiempos que corren, de GOPros, de instagrams, de youtubers, de vídeos de un minuto.
¿Quien va tomarse un rato en leer una detallada reseña?
Eso que una imagen vale más que mil palabras no siempre se cumple. En las imágenes no se nota el miedo, si fue difícil proteger ese paso, si costaba meter el piolet, si las cuchillas no mordían bien, si el frío era intenso, si te arrepentiste de dejar los crampones en el coche, o te hubiera gustado llevar la cuerda en la mochila...
No compañeros, las imágenes no llegan a esos detalles, y creo que en la montaña son muy importantes.
No hay filtros que sean capaces de mostrar las sensaciones o las dificultades. Y muchos venimos al monte en busca de esas sensaciones; y no es nada fácil transmitirlas con palabras, con un relato fluido, un estilo ameno, bien redactado y sin faltas de ortografía o gramática. Pero cuando son emociones de verdad, transmitidas con pasión, llegarán al lector con intensidad; con una potencia y una pureza que ninguna imagen puede conseguir. Esa es la magia de la palabras.
Después de este rollazo que os acabo de soltar, voy a intentar transmitiros las sensaciones de una preciosa actividad que realizamos en medio de la estación de esquí de la Masella, en la Cerdanya.
Un buen amigo me compartió hace tiempo una publicación de un video de la temporada 2018-2019, en una canal alpina y muy estética. El video en cuestión era de uno de esos instagramers, esquiadores - montañeros - alpinistas frenéticos, que siempre hacen algo interesante cada fin de semana y por el que sentimos una envidia sana.
La canal en cuestión era la llamada "Canal de la Mitja Lluna" o "Canal Sinatra"; en el vídeo se podía ver como subía por ella en solitario, con 2 piolets y a un ritmo intenso que nos es negado al común de los mortales.
Las condiciones que se apreciaban en el vídeo eran bastante secas y precarias, habían muchos tramos de progresión en mixto, con pasos técnicos y expuestos. A pesar de las dificultades evidentes, la actividad me enamoró desde el primer momento, se trataba de un rincón en el que nunca me había fijado de una zona cercana y que creía conocer muy bien. Automáticamente pasó a mi lista de actividades pendientes, totalmente consciente de que tendría que buscar unas condiciones mucho más amables y seguras, más acorde con mi nivel y posibilidades. Realmente me pareció una actividad muy atractiva, sobretodo cuando hace tiempo que no nieva y no es fácil encontrar la motivación con poca y mala nieve en las rutas de siempre.
Puse el despertador a las 05:40, había quedado con el compañero a las 06:30 en Terrassa y tocaba madrugón. Tuve una noche movidita gracias a las pesadillas de mi hija, así que me dormí y me levanté de un salto pasadas las 06:15. Por poco no tenemos que cancelar el plan inicial.
Salimos disparados para el parking de Pla de Masella, al que llegamos sobre las 08:45. Iniciamos la actividad pasadas las 09:15, y empezamos a subir por una pista azul llamada "La plana" en dirección a Coma Pregona. Nos esperan unos 400 metros de desnivel y algunos kilómetros. La nieve esta muy dura y en algunos tramos las pieles no tienen buena adherencia. Las ondulaciones que las maquinas pisa-nieves hacen en las pistas provocan que la superficie de contacto se reduzca mucho, y en los flanqueos inclinados patinamos constantemente. Sobretodo yo, que tengo las pieles un poco más gastadas que mi compañero. Apretando bien los palos, tanto que me duelen un poco los antebrazos, progresamos como podemos y nos vamos acercando a la base de la canal.
Desde la base del famoso TK Jumbo Tossa ya podemos ver nuestro objetivo de hoy. Estamos ansiosos y un poco nerviosos. Mi compañero y yo hemos compartido otras rutas, pero nunca nos hemos encordado juntos en una actividad así. Gracias a fotos recientes sabemos que las condiciones son bastante buenas, todos los resaltos están tapados y la cantidad de nieve es abundante en toda la canal; lo que no sabemos es como vamos a reaccionar como cordada dentro de la canal, tenemos niveles muy diferentes.
Nos cruzamos con un recio alpinista que baja caminando por las pistas. Va con una sonrisa enorme y tiene pinta de tener muchas cimas tachadas en su lista, probablemente pasé ampliamente de los 60 años. Le preguntamos por el estado de la canal y nos da un montón de información útil. Apenas son las 10:30 de la mañana y el campeón ya se ha subido 2 canales y ya va de vuelta a casa, un "héroe del día a día", como dice mi compañero.
Pensamos en lo admirable que era la actitud de tiempos pasados, donde la incertidumbre era muy alta y donde era prácticamente imposible saber que condiciones te podías encontrar. Apenas unos comentarios de algún conocido y unas previsiones meteorológicas muy precarias. Pura aventura apta para unos pocos valientes.
Llegamos a la base de la canal pasadas las 10:30, después de una hora de foqueo con algunos tensos resbalones. Buscamos un sitio cómodo para ponernos los crampones, el arnés, repartir el material y encordarnos.
Empezamos a meter protecciones flotantes (friends y tascones) mucho antes de que fuese necesario. Era una maniobra que nos iba a quitar tiempo, pero no teníamos prisa y queríamos practicar un poco como funcionábamos como cordada antes de llegar al terreno técnico.
Los primeros metros son bastante cómodos, el cono de salida de la canal es amplio y con una pendiente no muy pronunciada. Empezamos a subir por la izquierda y hacemos un flanqueo hasta meternos de lleno en la canal. La pendiente aumenta hasta los 55º y la canal se estrecha. La parte derecha de la canal es una roca bastante compacta y lisa, suerte tenemos de que hay un buen espesor.
Avanzamos por una traza bien marcada y dura. Con 2 piolets se progresa muy bien, y los peldaños están bastante duros; así que se pueden clavar muy bien por la punta, cosa que no solemos hacer. Casi siempre utilizamos los piolets agarrándolos por la cruz y clavando el regatón como si fuera una especie de bastón. Hoy las condiciones y la verticalidad nos permiten usarlos como un "martillo", sujetándolos por el mango. Es una sensación nueva, que te permite traccionar mucho con los brazos y buscar cómodamente buenos emplazamientos para la punta de los crampones.
Justo antes de llegar al único resalto rocoso, en el tramo final del pasillo central de la canal, nos alcanza otra cordada que suben a un ritmo mucho más rápido que el nuestro. Llevan piolets técnicos, botas duras de fibra de carbono, crampones automáticos y unas mini-mochilas. Van encordados y al emsamble, y avanzan con seguridad y soltura. Que envidia nos da su agilidad ¿Iriamos nosotros un poco mejor con mejores herramientas? Tal vez si, quien sabe...
En el tramo más complicado podemos montar una reunión a prueba de bombas con 2 tascones bajo un gran bloque. Después de un estrechamiento y un paso un poco más técnico salimos de la zona de rocas y la canal se convierte en un embudo. En esta zona ya no es posible proteger los pasos con seguros flotantes, las rocas que están al descubierto están muy rotas y descompuestas. La pendiente se suaviza, pero el terreno es mucho más expuesto, un resbalón te llevaría a unos pequeños acantilados.
Noto unos tirones en la cuerda de 30 metros que llevamos en simple, mi compañero de cordada necesita que pare; se ha terminado la cuerda y no hay ninguna protección entre él y yo. Empiezo a pensar como puedo proteger su avance, asegurar a cuerpo es complicado en esta pendiente y llevo una mochila muy grande.
Se me ocurre meter todo el mango del piolet en la nieve, hasta la cruz y haciendo un poco de palanca, a modo de pala de nieve; le pongo una cinta larga con un mosquetón y paso la cuerda. Utilizo el otro piolet para hacer lo mismo, pero esta vez la cinta la pongo en mi arnés. Repito esta "original" maniobra un par de vez para poder parar un posible resbalon de mi compañero, y recuperar algo de cuerda que me permita avanzar hasta una zona más segura.
Llegamos a las pistas, donde nos espera un fuerte viento que no notamos cuando estábamos dentro de la canal. Decidimos subir hasta el refugio del Niu del Aliga en la cima de la Tossa Plana a tomar una cerveza y celebrar así el éxito de la "expedición".
Aunque parezca imposible, estuvimos más 2 horas metidos en la canal. La verdad es que nos paso el tiempo volando y ninguno de los dos tuvimos la sensación de ir lentos o estar mucho tiempo parados. La activad nos absorbió por completo y disfrutamos cada minuto que estuvimos allí. Nos a permitido practicar y disfrutar las técnicas de alpinismo en un entorno bastante seguro; fue un muy buen entrenamiento para futuras actividades más serias.
Normalmente, cuando llegamos a una cima estamos ansiosos por empezar a bajar. Esta vez, estábamos tan contentos con la actividad que casi no necesitábamos nada más. Si nos hubiésemos ido de vuelta para casa en ese momento, hubiésemos quedado igualmente satisfechos.
Por suerte para nosotros, las pistas nos esperaban con algo de nieve fresca en la parte alta y pudimos disfrutar de una bajada de 1.000 metros de desnivel con unas condiciones bastante buenas. La guinda de un ya de por sí delicioso pastel.
Salud y montaña