Quién nos iba a decir que una de las últimas y mejores salidas de esta extraña temporada 2019 – 2020 sería a la modesta cima del Puigpedrós. Tras el temporal Gloria y después de unos días de nevadas teníamos un riesgo de aludes complicado de gestionar en nuestras zonas norte habituales, muy irregular en cuanto a orientaciones y altitudes; así que optamos por una zona segura y “diferente” al sur de la Cerdaña, con pendientes suaves, orientaciones sur(S) y sureste(SE) y mucho menos riesgo.
Subimos en dirección al refugio de Malniu por la pista que sale desde Meranges. La pista está en muy buen estado, sobretodo comparándola con cómo estaba algunos años atrás; además está cubierta por algo de nieve a partir de la mitad, que suaviza mucho las piedras, baches y raíces.
Sin muchos problemas subimos con la furgoneta del compañero hasta el parking del Refugio de Malniu, donde una guarda nos espera para cobrarnos unos pocos euros por el mantenimiento del parking y la pista, que pagamos gustosamente.
Montamos pieles y subimos foqueando desde el mismo parking a 2.100 metros de altura. Seguimos la ruta normal al pico, pasando primero por el lago de Tarterès, luego por un pequeño tramo de bosque y por un torrente con algunos pasos de piedras y raíces un poco técnicos, pero nada exagerado.
Al salir del torrente ya podemos ver unas amplias palas que nos llevaran al Collado de les Molleres. Las vistas hacía el oeste son impresionantes y nos permiten ver las laderas norte y este del Bony del Manyer, la Portella d´Engorgs, la Carabassa, la Portella del Torer y el Pic d´Engorgs.
Las vistas hacía el sur, con toda la muralla del Cadí y el fondo del valle de la Cerdaña, tampoco están nada mal. Realmente se trata de una salida muy "panorámica", ya que ascendemos casi siempre por amplias palas y carenas muy abiertas a todas las orientaciones.
A pesar de que estamos en Febrero, las temperaturas son altas y empieza a hacer calor, con las consecuencias que tiene eso en la nieve. Desde el collado encaramos la última pendiente fuerte, orientada hacia el sur, antes del altiplano que nos llevará a la cima.
Después de esta pala, la pendiente se suaviza mucho y ya podemos ver perfectamente la pirámide de la cima, engañosamente cerca. Las vistas se abren hacía todas las orientaciones y la altura, que empieza a acercarse a los 2.800 metros, nos permite ver infinidad de valles y picos.
Aunque hace rato que vemos la cima, aún nos queda algo de distancia y desnivel que recorrer. La cima es amplia y cómoda, pero también expuesta. Como suele pasar muchas veces, un molesto viento complica un poco montar las tablas y guardar el material.
Para bajar hemos optado por evitar bastante el altiplano, que realmente es un falso llano que te permite avanzar con la tabla puesta, pero sin disfrutar demasiado. Nos dirigimos hacia unas canales rocosas en la zona de Coma Pregona que hemos visto durante la subida.
Después de buscar la entrada a una de las canales durante un tiempo, nos damos cuenta que el terreno es más expuesto y exigente de lo que parecía desde lejos. Piolet en mano y con giros cortos, encaramos la canal que nos pondrá a tope la adrenalina y nos llevará rápidamente al fondo de un pequeño circo.
Ponemos la tabla a la espalda y subimos rápidamente por una fuerte pendiente boscosa de unos 100 metros de desnivel, que nos dejará de nuevo en el Collado de les Molleres.
Optamos por bajar por el amplio bosque a un lado del torrente, que nos llevará al punto de partida en el refugio de Malniu; tras cruzar de nuevo el torrente, no sin alguna dificultad por la falta de nieve, que empieza a escasear tras las horas de sol.
Acabamos muy contentos de explorar una zona nueva para nosotros, llena de posibilidades para los que quieran hacer kilómetros.
Salud y montaña!