Posets desde Viadós

2024-04-06 a las 23:20:39 543 visitas

El Posets ha estado en mi lista de "pendientes" durante años. Fue uno de mis primeros tresmiles en el verano del 2010, con Blanca y Álvaro, dos viejos amigos con los que me inicié en esto de subir y bajar montañas por el Pirineo; y donde pasé 2 noches toledanas en el refugio Ángel Orus gracias a los ronquidos de uno de los miembros del grupo de montaña de Reus Els Perduts.

Volví con mi familia en el verano del 2019 a estudiar la ruta, siempre con la mente puesta en la "bajada" y por dónde iría si llevase la tabla en los pies.
Durante 3 primaveras he intentado acercarme sin éxito a esta montaña; unas veces por líos de agendas o compromisos familiares, otras por malas condiciones, falta de nieve, etc. etc.
Y así van pasando los años, aunque el que me conoce bien sabe que no me rindo fácilmente, aunque pinte más negro que el sobaco de un grillo.

Así que esta vez, a pesar de una previsión de fuerte viento del sur en altura, polvo del Sahara en suspensión, temperaturas altas, cancelaciones varias y riesgo de aludes 3; estaba completamente decidido, por fin, a tachar el Posets de mi lista, aunque esto significase ir solo y asumir algunos riesgos extra.

La llamada del compañero Enric y la conversación con el guarda del refugio de Viadós fueron decisivas. Según el guarda, la ruta está bastante protegida del viento del sur hasta los 2.800 metros de altura gracias al bosque y a las paredes norte del pico Espadas.
Enric está tan motivado como yo, así que el viernes por la tarde ponemos rumbo al precioso y tranquilo refugio de Viadós, donde cenamos de maravilla y nos trataron aún mejor.

El sábado suena el despertador a las 05:30 después de dormir muy a gusto en una habitación para nosotros solos, ambas cosas no muy frecuentes en los refugios. Nos espera un día largo, a las 06:30 cargamos las mochilas a la espalda y empezamos a subir en dirección a las bordas con la tenue luz de nuestros frontales.

Cara oeste del Posets desde Viadós
Cara oeste del Posets desde Viadós
Barranco de Añes
Barranco de Añes

Con el material a nuestras espaldas descendemos un poco hasta la pista que serpentea entre las bordas, donde el agua corre con ganas por todos lados. Seguimos bajando en dirección este(E) hasta el puente que cruza el Barranco de añes. Hace rato que vamos pisando nieve, pero no es suficiente para empezar a foquear.
Después de algo más de 1 kilómetro, parece que la nieve es suficiente para foquear. En una de las curvas que cambian de orientación tenemos que volver a quitarnos las tablas de los pies. Esto se repetirá un par de veces más por falta de continuidad.
Es difícil saber cuándo merece la pena empezar a foquear; porque, aunque no lo parezca, el quita y pon de las tablas se va llevando minutos y uno no puede evitar preguntarse si sería más eficiente seguir un rato más con el material a la espalda.

Dejamos el río y la pista atrás para empezar a ganar altura rápidamente y meternos en el Pinar del Clot . A partir de 1.900 metros de altura y en plena orientación oeste(O) la nieve es continua y más que suficiente para foquear. Aún tendremos que quitarnos las tablas en varias ocasiones más, pero será por el tipo de terreno o para cruzar algún torrente.

A pesar de que llevamos un buen rato de actividad, no hemos ganado mucha altura, apenas 200 metros. Vamos foqueando a ritmo tranquilo por los claros del bosque. Voy mirando el topo tomando como referencia el camino de verano. Desde el primer momento vemos claro que es mejor alejarse un poco del camino para aprovechar los torrentes y claros con más nieve, que nos permiten foquear mejor.
Pasamos por delante de una cabaña donde vemos 3 ciervas que nos miran con curiosidad. Durante la subida hemos visto muchas huellas de animales en la nieve, buena muestra de lo salvaje y tranquilo que es este rincón del Pirineo.

Albada en el Pinar del Clot
Albada en el Pinar del Clot
Barranco la Basa
Cruzando el barranco la Basa
Cabaña del Pinar del Clot
Cabaña del Pinar del Clot

Hace un rato que ha salido el sol y vamos ganando altura en cada lazada. No hay ni un tramo llano, y esto se agradecerá en la bajada. Las vistas mejoran por momentos y ya podemos empezar a ver la impresionante zona de Punta Suelsa que tenemos a nuestras espaldas, y un poco de las inmensas paredes norte del circo glaciar del Posets y Espadas.

Aunque en el topo no se aprecia, tenemos un flanqueo interesante en dirección al barranco del Clot, con algunos resaltes de roca un poco expuestos en los bordes del barranco. Hemos subido demasiado y tocará bajar un poco haciendo gala de nuestra torpeza esquiando con la split y las pieles.
Gracias a esta equivocación podremos ver una excelente panorámica de los Eristes a nuestra derecha, zona que parece realmente muy interesante.

La nieve apenas ha cambiado de textura desde que hemos salido. Granulada y compacta, permite abrir huella sin hundirnos demasiado, lo cual se agradece. El canto muerde bien en las zonas de más pendiente y no hemos encontrado prácticamente ninguna placa de hielo ni nieve dura.
Parece que las nubes altas y el ligero viento están evitando que la nieve se transforme, a pesar de que no hace mucho frío.

Cuál es nuestra sorpresa al encontrarnos un inmenso alud que ha barrido el Barranco del Clot por completo desde arriba. En las imágenes no se aprecia lo imponente que resultan los restos del alud. Las cicatrices de los laterales miden más de 3 metros de altura en algunos puntos.
Decido meterme por una zona de grandes bolas, a pesar de que Enric me recuerda que es peligroso y podrían haber agujeros. De lejos todo parece más fácil y rápidamente me arrepiento de la ruta escogida. Enric, más listo y conservador, baja un poco más y da un rodeo por una zona más amable.

Punta Suelsa al fondo
Punta Suelsa al fondo
Saliendo del Pinar del Clot
Saliendo del Pinar del Clot
Eristes
Cara Norte de los Eristes
Alud en el barranco del Clot
Restos del alud en el barranco del Clot
Cruzando en el barranco del Clot
Cruzando en el barranco del Clot

Una vez cruzado el barranco y los restos del alud estamos metidos en el valle principal que lleva al collado y a la arista de la cima del Posets. Estamos a 2.200 metros de altura y el paisaje cambia radicalmente. La vegetación desaparece casi por completo y las paredes norte parece que crecen a cada paso que damos.

Aparecen en el horizonte, hacía todas direcciones, un sinfín de picos y valles que no sabemos identificar, a cuál más salvaje y remoto. Es difícil mantener un buen ritmo sin quedarse embobado con tantas montañas.

Voy abriendo huella todo el rato, con mi compañero siempre rezagado, mi ritmo no es el suyo. Enric está en peor forma, tiene menos experiencia en este tipo de salidas y terrenos.
Se que está haciendo un gran esfuerzo; y se lo agradezco, intento no perder nunca el contacto visual, escoger el trazado más fácil y animarle con algún grito de vez en cuando. Estoy muy contento de no estar solo hoy aquí y poder compartir con él esta salida.

Desde el principio dejamos claro que subiríamos a ritmo tranquilo hasta donde el viento nos permitiese. Ninguno de los dos somos coleccionistas de cimas, normalmente priorizamos una buena bajada a una cima, como buenos alpinistas de pacotilla.

De momento el guarda tenía razón y el viento apenas se ha notado, un flujo suave y alguna ráfaga aislada no muy fuerte. Aunque eso empezará a cambiar muy pronto.
El topo no refleja la "complejidad" del terreno, que sobre el papel podría parecer una pala homogénea de pendiente casi constante. En realidad son un sistema de combas, torrentes y tubos de diferentes orientaciones, pendientes y anchuras; combinados con algunas zonas más planas.
En la foto del verano del 2019 puede verse con más detalle como es el terreno en realidad, son 3 torrentes que nacen en unas grandes paredes verticales y confluyen en el fondo del valle.

Llegamos a 2.400 metros de altura y "cruzamos" el Barranco de las Mardeneras. El viento se empieza a notar, hace más frío y la nieve está un poco más dura, hay que presionar bien en cada paso para marcar la traza.
A nuestra derecha tenemos una canal en la que empezamos a intuir un glaciar colgante, que podría ser el glaciar de Llardana, como también se conoce el pico de Posets.

Vista atrás
Vista atrás
Barranco Mardeneras
Barranco Mardeneras
Verano del 2019
Foto del verano del 2019
Glaciar de Llardana
Glaciar de Llardana

A partir de 2.500 el viento se empieza a notar. En general no supera los 30 km/h, pero alguna racha más fuerte te hace apretar los dientes y los palos.
Esto obliga a buscar un poco de resguardo y empeora un poco el terreno por el que estamos foqueando, haciendo flanqueos por debajo de pequeños muros y metiéndonos en pendientes que de otro modo seguro que evitaríamos. Toca empezar a pensar hasta dónde y hasta cuanto queremos aguantar.
Una cordada de 2 nos viene siguiendo desde hace un rato, van a muy buen ritmo. Parece que no llevan skis ni raquetas, así que su ritmo aún tiene más merito. Serán las únicas personas con las que nos crucemos en todo el día.

Nos reunimos en una de las cortas paradas para beber y comer algo, y comentamos la jugada. Seguiremos un poco más, en función del viento. Ya llevamos casi 5 horas y más de 1.000 metros de desnivel positivo. El cansancio se empieza a notar, y el rugir del viento te deja la cabeza un poco atontada.
Estamos a unos 2.800 metros de altura y ya podemos ver la cima, la cresta y algunos de los corredores y cascadas de hielo de las paredes norte. Me viene a la cabeza la expresión "el silencio mineral", titulo de un famoso libro y que usan algunos alpinistas para describir la sensación de ser una pulga a lomos de un gigante que producen este tipo de montañas.

A partir de aquí el viento nos castiga con violencia, avanzamos penosamente, buscando siempre el resguardo de grandes piedras y labios de nieve. Alguna racha de viento consigue tirarnos al suelo. No tiene sentido seguir y toca buscar un buen sitio donde montar el material. Hemos podido llegar casi a los 3.000 metros de altura y solamente hemos sufrido los últimos metros, así que podemos estar más que contentos.

La cordada que nos seguía nos alcanza; son 2 chavales jóvenes que tienen cara de querer hacer cima a pesar de todo. Nos saludamos con la esperanza de que tomen buenas decisiones y no tengamos que lamentar nada.
Nos lo tomamos con cierta calma, montamos pieles, comemos algo y hacemos unas merecidas fotos; e incluso Enric tiene ánimo para liarse un cigarro con este vendaval. No llego a recordar si consiguió fumárselo finalmente.
Toca empezar a bajar, que es a lo que hemos venido.

Durante la subida he estudiado bien la bajada que quiero hacer, tomando algunas grandes rocas y canales de referencia. Incluso dejé algunas piedras amontonadas en puntos visibles para no tener dudas y evitar algunos puntos.
Empezamos con un flanqueo y enseguida encaramos la pendiente y nos metemos en un tubo. Nos vamos parando y adelantándonos para tener contacto visual constante. Todo parece muy estable, pero hemos visto alguna placa de viento subiendo y nunca se sabe.
Nos metemos en una corta, pendiente y estrecha canal, que bien saben estos giros rápidos con esta nieve compacta pero amable.

Vamos bajando haciendo una diagonal a la izquierda, más o menos por el mismo sitio que hemos subido. Es una pendiente constante de más de 30 grados, con algunos tramos de más pendiente dentro de algunos tubos.
Las nubes altas han desaparecido y la nieve ha empezado a transformar un poco. En algún giro se nota un poco y no vamos tan fluidos como nos gustaría, pero la verdad es que esta siendo una gran bajada, divertida y con muchas opciones.

Llegamos de nuevo al barranco del Clot, donde están los restos del alud, final de la primera parte de la bajada y una de las mejores. Tendremos que quitarnos las tablas para poder cruzar de nuevo.
Hacemos un pequeño flanqueo hasta que llegamos de nuevo al bosque. Al perder altura y con más horas de insolación y menos pendiente, la nieve se empieza a notar un poco más pesada y nos frena un poco.
En realidad, la bajada no es tan directa como parece si vas con tabla; aunque no deja de ser muy bonita. Probablemente hubiéramos podido hacerla un poco más divertida, pero no hemos querido arriesgar.

Ahora que conozco el terreno de primera mano, creo unas de las mejores opciones con tabla es sacrificar la cima y la cresta, hacer una bajada directa más a la derecha, hasta el final del valle y cruzar el barranco más abajo; para luego volver poner pieles y remontar unos 100 metros, para buscar la entrada del valle paralelo del Pinar del Clot.
Con esta interesante opción, puedes acumular más de 1.600 metros de desnivel; de los cuales 1.400 son de descenso directo y casi constante.

Corredor Jean Arlaud
Corredor Jean Arlaud al fondo
Primeros giros
Primeros giros
Buena pendiente en los tubos
Buena pendiente en los tubos
Flanqueando hacía el Barranco del Clot
Flanqueando hacía el Barranco del Clot
Final de la primera bajada
Final de la primera bajada

Remontamos de nuevo a pie unos 50 metros de desnivel para evitar meternos en el bosque y hacer una bajada puramente de "supervivencia". También hubiésemos podido poner las pieles, pero hemos optado por no perder mucho tiempo.
La idea es buscar los claros y torrentes por los que hemos subido esta mañana; donde, con más espacio, disfrutaremos mucho más de la bajada.

Todavía nos quedan unos 300 metros de bajada por el bosque, pero decidimos hacer una parada en unas ruinas de una antigua borda. A pesar de no ser una bajada directísima, es variada y se disfruta mucho.
La nieve va escaseando cada vez más y la vegetación se hace cada vez más densa. Bajamos como podemos, quitándonos las tablas en algún punto y cruzando de nuevo los torrentes.
Un último claro nos permitirá hacer los últimos giros rápidos y llegar de nuevo a la pista de la zona del río Añes a 1.800 metros de altura, y con una sonrisa de oreja a oreja.

La bajada se puede dividir en 3 partes bien diferenciadas. La parte superior, que baja del glaciar, más abierta y con buena pendiente constante. El flanqueo para cruzar el barranco del Clot y entrar de nuevo al bosque. Y la parte final del Pinar, más abierta en su parte superior y que se va cerrando a medida que bajamos.

Con el material a la espalda caminamos de nuevo por la pista que nos llevará al refugio, a ver a qué saben las cervezas de allí, y entre risas vamos comentando lo bien que ha salido todo.
Un poco antes del refugio podremos ver algunas marmotas, tan chafarderas como miedosas, hacía años que veía tantas juntas.
Un día para recordar, de los que hacen afición.

Salud y montaña!

Remontando de nuevo hacía el Pinar del Clot
Remontando de nuevo hacía el Pinar del Clot
Giros en el pinar
Giros en el pinar
Santa
Enric y un servidor
Final de la bajada
Final de la bajada
Puente de añes
Puente de añes
Puente de añes
Refugio al pie del Peña Escriu
Puente de añes
Refugio de Viadós
Fuente: Abel Mancho
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