Experiencias en mi primer curso de snowboard II

2004-03-01 a las 00:26:48 11.383 visitas

¡Qué bien! Otra vez domingo. Me he pasado toda la semana soñando con el frontside y el backside. En sueños todo me sale estupendamente, en la práctica algo menos.
Y otra vez aquí, equipadísima con la misma Minitabla y bota malaya de la otra vez. No hay manera de librarme de ellas; con las ganas que tengo de probar las botas blandas.... ¡mecachis!

Y aquí llega el instructor. Digo yo que si el monitor es joven, agradable y encima guapito, pues el snowboard gana mucho aliciente, ¿verdad?.

Bueno, empezamos. Con la tabla en la mano, tor mundo cuesta arriba que hay que calentar piernas. Hoy el monitor nos anuncia su intención de enseñarnos a curvar, je, je, je... ya llega lo interesante.

En cuanto llegamos arriba dice: "a partir de ahora los que tengan bota blanda que se regulen las fijaciones a +9 y -9; los que tengan bota dura que se queden como están".
Antes que nada nos advierte que cuando uno se cae de espaldas, que no se le ocurra apoyar el brazo hacia atrás para sostenerse, que así uno se puede romper la muñeca y algo más. En estas circunstancias lo único que se puede hacer es echar un poco los brazos plegados para detrás, levantar la cabeza y esperar el porrazo. Yo me pregunto: ¿no habrá riesgo de romperse el codo?Ya empiezo a preocuparme...

Y el monitor nos explica cómo se curva. A ver, empecemos con la curva en frontside, se supone que uno está apoyado en el canto trasero, brazos abiertos para mantener el equilibrio, luego se deja plana la tabla para que gire en dirección al fondo del campo, rotación del busto (acompañado de caderas, claro, si no, no sirve para nada) y clavamos el otro canto para mantener nuestra posición y frenar un poco. Cuando hemos reducido la velocidad, hacemos lo mismo pero al contrario para hacer la curva en backside esta vez. Esto parece que está chupado viendo lo bien que lo hace él.

Bueno, a ver que salga el primero que vamos a probar. Sale la primera (si es que las mujeres somos siempre las protagonistas y trastazo. Sale el segundo y trastazo. El tercero, el cuarto, salgo yo y no hay manera de curvar. A mí me parece que hago lo que ha explicado el monitor, pero no hay manera. Necesito medio campo para curvar. Desde que salgo hasta que termino la curva he recorrido medio kilómetro y llego a una velocidad impresionante al extremo del campo que no me permite frenar cuando debo, casi me pongo delante de la que va enganchada en el telesquí, me llevo para delante la red protectora, joder, no hay manera. Esto me parece tela de difícil.
El monitor me dice que controle la velocidad (¡ah!, pero ¿se puede?), que por qué voy tan rápido (como si yo lo supiera...).

La segunda vez que pruebo casi me como a un abuelete con cámara de vídeo incorporada que grababa entusiasmado al nieto que aprendía a esquiar. ¡Ah! por cierto, se me ha olvidado deciros que además de nosotros, en el campo hay por lo menos otros 4 cursos de esquí, con lo cual la cosa se complica bastante. Al temor a la caída se añade el de llevarse para adelante a uno de estos críos con MEGAcasco que circulan por la pista en fila india.

Bueno, a lo que íbamos, pruebo la curva en backside y esta me sale casi perfecta. Menos mal. Me paso todo el día probando esta maldita curva en frontside, pero no hay manera. ¿Qué haré mal?
Cuando me va bien, termino en el otro extremo curvando cuesta arriba y gano unos metros. Una del grupo me dice: "¡uy!, eres la primera persona que veo que esquía hacia arriba". Grrrrrrrrrr Pero cuando me va mal, llego como un misil a un lado de la pista y de repente, sin saber yo por qué, salgo disparada hacia atrás y meto un culetazo que para mí se queda. Qué latigazo en la espalda, Dios mío. Una armadura no me vendría mal, la verdad. Diría que soy la peor del grupo, no me parece que los demás se peguen estos batacazos. Pero vosotros no os desmoralicéis, ¿eh? Que yo soy bastante fatalista.

Como ya estamos todos agotados, el monitor dice al del telesquí que nos deje pasar y para arriba. Uy, uy, uy, esto no nos lo ha explicado nadie, así que yo imito lo que él hace. El del telesquí me dice: bien derechita. Y eso hago, apoyo el pie trasero en la tabla (mecachis, no tengo ni tiempo de buscar el sitio donde han pegado la gomita antideslizante) y me pongo más tiesa que una vela. Increíble, no me caigo.

Acabo molida: me duelen las piernas, los tobillos, el trasero y la espalda, esto último más que nada. La verdad es que para practicar snowboard, al igual que para el esquí, hay que estar mínimamente en forma. Yo, que suelo ir a correr, hago aeróbic y raramente voy a nadar, estoy hecha polvo. No me atrevo a imaginar el que no hace nada de ejercicio.

Y llega la hora de irse a casa sin yo haber conseguido el objetivo del día: curvar.
La verdad es que me voy algo decepcionada, pero bueno, el próximo domingo será.

III PARTE
Fuente: Olga Núñez Santoveña
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