Experiencias en mi primer curso de snowboard (I)

2004-02-15 a las 00:49:39 13.171 visitas
Empezaré diciendo que no nací en medio de montañas y que no soy ni mucho menos una temeraria. Mi conocimiento de la nieve se remonta a la temprana edad de los 6 años, una vez que fui a visitar a mis primos de Madrid en pleno invierno. Con suerte pude ver y tocar con mis manos lo que hasta ese momento sólo había visto en la tele. Fue algo meramente ocasional porque a los dos días recuerdo que ya estábamos en camiseta corriendo por las calles con un solazo que no os cuento.

Mi segunda toma de contacto queda esta vez fuera de España, en la estación invernal de Arnoldstein (Austria), y ya con algunos añitos más... Y aquí fue donde por primera vez vi a gente esquiando en directo. ¡Qué emoción!
Claro, que todavía no me veía yo encima de unos esquís ...ni imaginaba la de culetazos que me iba a pegar...

Dicho esto, puedo empezar a narraros esta aventura que he decidido emprender este año esperando que le entre el gusanillo a más de uno y se decida por iniciarse en la práctica de este deporte, si todavía tiene alguna reserva.
Bien, os diré que yo de deportes transversales ni papa. Mi experiencia en algún cacharro de estos se limita a un monopatín que me regaló mi padre de pequeña y que, reconozco, nunca llegué a dominar. Aun así, a mí eso del monopatín como que me gustaba bastante, así que cuando vi por primera vez un tío esquiando en una tabla, pues me quedé como embobada....y como además lo hacía tela de bien.......pues mejor que mejor.

Y ¿por qué os cuento todo esto? Pues porque al no practicar ningún tipo de deporte transversal, se me planteó el primer problema antes de empezar el curso.

1.- DÍA DE SNOWBOARD
- Oye, ¿tú eres GOOFY o REGULAR?, me pregunta el que me iba a alquilar la tabla
- ¿que si soy quéeeeeeee?
Ahí demostraba yo ya mi ignorancia en la materia.
- Joder, no sabía yo que había que estudiar idiomas para hacer snowboard, le respondo yo al buen hombre, que se queda perplejo.
Después de pedirle que me pusiera con el pie izquierdo delante (así sin más), conseguí equiparme muy modestamente (allí iba yo con una tabla blanda y corta y un par de botas malayas que me había largado por el módico precio de 20 euros, descuento y todo, eh???) para recibir mi primera lección de snowboard sin saber si quiera qué era eso de goofy o regular.

El curso me ha costado 67 Euros y consta de 5 clases dominicales de 2 horas cada una, fiestecita de despedida incluida con pasta y vin brulé, guay!!!!. Desgraciadamente estos cursillos los hacen el domingo porque claramente la gente trabaja durante la semana.

Bien, allí estaba yo preparadísima en la estación del monte Zoncolán (noreste de Italia) donde han organizado este cursillo. Hasta me había comprado el skipass (perdón, pero no sé cómo se llama esto en español) para toda la jornada por 16 Euros! con el bono que dan a los participantes, sin saber si lo cogeríamos o no.

Coincido en el punto de encuentro con el resto de los participantes (somos 9, ¡joder! ¡cúanta gente!) y con el instructor, Roberto.

Fue fácil encontrarnos porque todos llevábamos puesta una especie de dorsal amarillo fosforescente que avisaba a la gente del peligro público que constituíamos. Y allí subsano mi primera duda, ¿soy goofy o regular?, es decir, ¿qué pie tengo que llevar delante?
Fantástico!!!!!!!!! Según el monitor soy goofy, o sea que llevo los pies al contrario y ya no hay modo de cambiarlos. Bueno, da igual, si de todas maneras no me voy a encontrar a gusto de ninguna manera. Estas botas malayas que me han dado, las rígidas, me aprietan los tobillos cantidad. Me queda el consuelo de que por lo menos la angulación no está tan mal: +25 grados delante y +10 detrás.

Y empezamos. Nos enganchamos el pie delantero a la tabla y subimos pocos metros por el campo de aprendizaje para luego deslizarnos con el otro pie sin enganchar y aprender a pararnos abajo curvando un poquillo. Más o menos lo que tendría que hacer uno cuando se baja del telesilla. Confieso que no sé para qué hemos hecho esto, ni siquiera lo hemos repetido 2 veces.

Básicamente en la primera clase aprendemos a mantener el equilibrio en la tabla. Aquí nos introduce el monitor algunos conceptos del snow que no tardaremos en usar hasta la saciedad: qué es el frontside, el backside, el canto, etc.... Yo ya hasta sueño con ellos.
La posición es fundamental: peso equilibrado en los dos pies al 50%, piernas algo flexionadas, cuerpo relajado, brazos algo abiertos paralelos a la tabla, ....

Nos enganchamos los dos pies e intentamos deslizarnos hacia delante en backside (es decir, haciendo presión en el canto trasero con los talones, que es más fácil) hasta el final del campo sin perder el equilibrio. Yo me digo: esto está chupao!!!!!!!

Mi primera dificultad no está tanto en mantener el equilibrio en la tabla, sino en levantarme. La verdad es que me resulta imposible, no hay manera, me siento como una tortuga boca arriba.



Sucesivamente aprendemos a deslizarnos en diagonal por el campo en backside, primero para un lado, luego para el otro, con un ligero giro de brazos para cambiar de dirección. Y esto también está chupao (sin curvar, claro).
Después, empezamos a practicar los deslizamientos en diagonal en frontside, es decir, haciendo presión en el canto delantero de la tabla con la punta de los pies. Y esto ya no está tan chupao. Cagon to!!! qué dolor de tobillos. Y estoy sudando de lo lindo, tengo el trasero empapado, me duelen los brazos, las muñecas, bla, bla, bla....pero me divierto
Con el grupito que somos, las dos horas se pasan en seguida; además, como hemos subido siempre el campo a pie (excelente ejercicio de calentamiento para las piernas antes de iniciar cualquier día!) hemos perdido bastante tiempo. Gracias a Dios, del telesquí que nos acecha al lado de la pista, ni se habla. Menos mal, porque estoy terrorizada ante la idea de tener que cogerlo. ¿Cómo se hará?

Resultado de la jornada: estoy hecha polvo, pero satisfecha. Al día siguiente brazos y pectorales totalmente bloqueados del esfuerzo del día anterior; tobillos y muñecas doloridos.

PARTE II

Fuente: Olga Nuñez
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