Hoy además de practicar lo que ya sabemos, intentamos hacer una serpentina de curvas sin cerrarlas mucho. Para ello sólo tenemos que girar menos el tronco. Si lo hacemos bien, nos saldrá una serie de curvas pequeñas.
Tengo que decir que en un par de clases he pasado de ser la más patosa a una de las primeras (esto os puede dar una idea del nivelazo que tenemos ...).
Esto es lo mío, ¡¡¡yuhuuuuuu!!! El truco estaba en corregir los movimientos incorrectos. Fácil, ¿no?.
Ya bajo bastante rapidito, aunque también sigo cayéndome de vez en cuando. Curvando en frontside, ahora por lo menos me caigo hacia delante. Pero me he comprado unas rodilleras muy guays que me dan más seguridad a la hora de caerme. Esto sí que lo recomiendo, de verdad, que son muy útiles.
Estoy usando las de jugar a voleibol porque no he encontrado las
de snowboard, pero si el golpe es fuerte, se nota.
Veo que en esto se progresa bastante rápido, por lo menos en la primera fase. Las demás, por el momento, las desconozco.
Cuando tengo alguna duda y pregunto algo, me dicen que depende de qué hago, si barandillas, bumps, strumph, tump, pum o catapún.
Yo me río para mis adentros porque barandillas más
bien que no (soy demasiado joven para quedarme sin dientes) y lo
demás ni siquiera sé lo que es. Por el momento me
conformo con llegar abajo y, si es posible, sin caerme.
Y a practicar se ha dicho. Surfeamos todos juntos y vamos afinando errores. Aller nos aconseja que no derrapemos con el pie trasero cuando curvamos. Según él, haciendo eso desequilibramos los pies, perdemos presión en el pie delantero y no conseguiremos gobernar la tabla correctamente; es mejor aprender a curvar girando correctamente el busto. Con una pendiente más pronunciada, al giro del busto añadiremos un plegamiento de las piernas hacia delante curvando en frontside, y hacia detrás, como si nos sentáramos, curvando en backside.
En el grupo hay falsos principiantes y algunos aprendieron movimientos incorrectos que no hay manera de corregirles. Aller se pone las manos en la cabeza cada vez que los observa, y no consigue que se acostumbren a hacerlos bien. Por mencionar uno os diré que algunos curvan impulsándose con un brutal giro de brazos + derrape. Aller sostiene que lo que se obtiene así es el "efecto muelle", no sé cómo explicarlo, el movimiento se bloquea a la mitad, la tabla no gira del todo. Bueno, él sabrá lo que dice, que para eso es entrenador de competición.
Bueno, pues con esta clase el curso ha terminado. La gente está tan entusiasmada que al final de la clase ni se para a tomarse el "vin brulé" que nos tenían prometido. Todos van de nuevo a coger el telesilla para seguir practicando y nos perdemos de vista. O sea que nada de foto de grupo y tal y tal... y yo aquí preparadísima con mi cámara....
Bueno, pues me hago yo una foto con Corrado y con Aller, será por hacer fotos.....
He observado en los distintos días de clase que la gente iba llegando gradualmente con tabla y botas propias acabaditas de comprar. Yo me lo estoy pensando porque con el nivelazo que tengo, con una mesa de planchar tendría más que suficiente. Además, prefiero documentarme un poco antes de gastarme las pelas, que no son pocas. Claro, no voy todo lo bien que debiera con una tabla larga y pesada, con fijaciones para pie grande donde mi bota casi se escapa, con las piernas demasiado separadas, etc. Cuando tenga mi propia tabla, lo haré mejor. Por el momento este curso me ha brindado la ocasión de descubrir los múltiples y variados usos que puede tener una tabla de snowboard, quizás lo hayáis notados vosotros también, por ejemplo, de mesa para el bocata, de asiento para no calarnos los pantalones, de bastón para partirle la cabeza al primer palillero que intenta tirarnos al suelo, de apisonadora para aplanarle los sesos al novio que se ha olvidado la cartera en casa y le toca a una pagarlo todo... muy pero que muy útil.
Lo bueno de todo es que ya le he cogido el tranquillo a eso de bajarme del telesilla. Un telesilla de los antiguos, de los que no frenan y donde casi me parto la frente, me obligó a cambiar de método. Me he dado cuenta de que eso de apoyar en el suelo el pie que va suelto es mejor no hacerlo. Lo ideal es poner la tabla en dirección del movimiento y, cuando apoya en el suelo, poner el pie suelto directamente en la tabla, levantarnos un poquito sujetándonos con las manos apoyadas en el asiento mientras tomamos equilibrio y empujarnos suavemente afuera de la trayectoria de los que vienen detrás. En mi caso funciona y a lo grande. Si lo hago yo que no sé casi nada, lo puede hacer cualquiera. Os invito a que probéis.
En cuanto a la regulación, creo que voy a volver a regularme
las fijaciones en pies de pato para probar, a ver si así
no me duele la pantorrilla derecha. Pero no sé qué
voy a hacer con el cuello, lo llevo siempre mirando a la derecha.
Me resulta un poco incómodo surfear de lado, quizás
sea sólo cuestión de acostumbrarse, no sé,
no sé, .....
Y aquí, señores míos, acaba mi relato. ¡La leche! ¿pero cuánto he escrito???? Más bien tendría que calificarla de novela o incluso culebrón, porque creo haber superado las dimensiones del relato. A lo mejor hasta me dan el premio Nadal de este año... y hasta compito con Pérez-Reverte y Vázquez Montalbán, je, je, je ...
Bueno, ahora en serio, aquí os saluda y se despide una sevillana que se lo está pasando chupi piruli en la nieve. Espero que mi experiencia sirva para que más de uno se ahorre un par de hostias con la tabla, porque aunque he caricaturizado un poco algunos momentos de esta experiencia, os aseguro que todo lo que os he contado corresponde a la REALIDAD.
¡Y ahora a surfear!!!!!
¿Conclusiones tambiéeeeeen?. Pues, no tengo mucho que decir, que yo no soy ninguna experta. Únicamente aconsejaría a todo el que se sienta atraído por la tabla que lo pruebe.
Lo ideal sería iniciar con un monitor o en un curso para aprender los movimientos correctamente, o bien con un amigo que sepa BIEN cómo se hace porque los errores también se transmiten, ¿eh?.
Nada de tirarse a la nieve sin tener ni idea, que uno se hace una idea equivocada del snowboard; ni tampoco ir con un amiguete que nos ilustre un par de reglas y nos abandone en la pista a que nos rompamos las costillas curvando desde el primer momento, mientras él se larga tranquilamente a surfear.
Una vez superadas las tres primeras clases (y las 200 leches, je, je,je... es broma), uno puede ya irse por las pistas fáciles hasta abajo, o incluso antes si uno es más lanzado. El ritmo de aprendizaje depende de cada uno. Esto es tan personal como unos calzoncillos.
AGRADECIMIENTOS
Por último no puedo dejar de expresar mi agradecimiento a Corrado y Riccardo por la paciencia y constancia demostrada en estas cinco semanas en las que hemos compartido coche, café, ponches y alegrías.
Decidme si esto no es devoción y paciencia ...
- Oye, Corrado, ¿le queda mucho al partido de fútbol?,
es que me duele la cabeza ...
- Oye, Riccardo, ¿puedes dejar de fumar?, es que me mareo
...
- Oye, Corrado, ¿por qué no te pones los calcetines?
que es mejor ...
- Oye, Riccardo, ¿me prestas tu móvil para llamar
a Estados Unidos?, es que me he quedado sin batería ...
- Oye, Corrado, ¿puedes parar el coche?, es que me estoy
meando otra vez ...
- Oye, ...
- .... ....
de izquierda a derecha: Corrado, Olga y Riccardo haciendo el bobo, como siempre ...
Y, como no, a Jesús por el tiempo que me ha dedicado para publicar este relato. Y, claro está, a vosotros, que habéis tenido la santa paciencia y constancia de leer este novelón.