Dilema a parte, como soy muy obediente, me he regulado las fijaciones a +9 y -9, como sugirió el "profe" la semana anterior. Según él, ahora se tiende a regular las fijaciones en "pies de pato" porque resulta más natural para surfear.
El día no acompaña mucho, todo nublado, día gris, lagarto, lagarto..., pero como se suele decir, al mal tiempo buena cara.
Llega así alegremente el instructor y nos dice que tos parriba.
- ¿Parriba pa dónde?, pregunto yo
- A las pistas, dice él
- ¿¿Ya?? (se me acelera el corazón).
Yo pensaba que hasta el año que viene nada de pistas de las
de verdad
- Arriba y deprisita
Me pongo ya a temblar, porque además de no verme todavía surfeando por las pistas, hay que coger el telesilla. Hasta ahora sólo había probado el telesquí que, la verdad, no era para tanto (y toco madera, MUSHA madera).
Todos en fila con la tabla enganchada y para arriba. A medida que
llega mi turno, veo cómo se apartan los demás (¡mejor!).
Durante el trayecto comienzo a imaginarme toda una serie de percances
que me pueden ocurrir perfectamente a la llegada. Además,
voy tela de incómoda, sentada de medio lado. Deberían
hacer telesillas para surferos. Yo misma podría patentar
un modelo para 2 dotado de un soporte delantero de dos metros de
ancho para la tabla y mesita separadora para los presentes donde
apoyar el bocata de chorizo, la cantimplora de cerveza y la tapita
de altramuces para trayectos largos.
Bien, voy con la tabla medio torcida, pesa más que la de antes y me duele la rodilla toda retorcida. Que alguien me explique, por favor, cómo se camina hacia delante cuando el otro pie está girado internamente casi a 90 grados respecto al otro. ¡Qué gran misterio!. 100 metros antes de la meta de Cumbres Borrascosas me preparo con la tabla bien recta. Gracias a Dios es un telesilla de los modernos, de los que desaceleran automáticamente al llegar arriba, lo cual facilita bastante las cosas. Me da tiempo a bajarme apoyando el pie izquierdo en el suelo y empujarme saltando hasta quedar fuera del radio de alcance del telesilla que vuelve a su velocidad normal. Uffff, por poco. Pero la articulación cada vez peor.
Nos enganchamos la tabla (por cierto, que sigo igual de incapaz para levantarme; tengo que darle siempre la vuelta a la tabla y levantarme hacia atrás) y para abajo!. El primer trozo de pista es bastante empinado, así que bajamos deslizándonos en diagonal, nada de curvas aquí. Más adelante empezamos a practicar las curvas. La primera que hago, catapún, y de culo, la espalda a pedazos del latigazo. Como hay algo de pendiente, el golpe es más intenso que en el campo de aprendizaje. Me levanto y curvo en backside, y no está mal. Ahora me toca sólo encadenarla con otra en frontside, y catapún, al suelo y otra vez de espaldas. Creo que necesito una culera, rodilleras, riñonera, hombreras, espaldera, muñequera, era, era, era...
Abajo están todos esperándome mientras yo sigo con lo mío: peleándome con la tabla y comiendo mucha nieve. Y llego a lo SUPERMAN, volando. He clavado el canto delantero y voy disparada, no consigo frenar, grito para avisar a los demás de mi llegada, pero ya es demasiado tarde. Aterrizo directamente en el trasero de Luca que se contiene por eso de que los hombres no lloran, mientras medita si cogerme por el pescuezo ahora o esperarse hasta el final de la clase... Mil disculpas pido, pero el daño ya está hecho.
Uno me dice: "Olga vienes como una bala". Y el "profe"
me pregunta que por qué voy tan rápido (¡otra
vez!).
Lo curioso de todo esto es que casi todos mis "compis"
se caen hacia delante curvando en frontside, mientras que yo hacia
atrás. Me parece MU RARO, aquí hay algo que no cuadra.
No me sale ni una bien. No es que yo practique la filosofía
del "mal de muchos, consuelo de tontos", pero es que causo
sensación cada vez que me caigo. Con gran esfuerzo y pesimismo
llego abajo. Me tiemblan las piernas, ya no sé si del cansancio
o del miedo. En este momento hasta el terreno llano me aterroriza.
Hay que tener cuidadín cuando la tabla va plana en un terrero
llano, nos avisa el instructor, porque si hay alguna irregularidad
en la nieve, la tabla pierde estabilidad y se puede girar cuando
menos te lo esperas. Si te va bien, te caes de boca, si no, de espaldas.
Pero con lo cansada que estoy, no me queda aliento suficiente para cantear. Me quito la tabla y me voy con la cola entre las piernas absorta en mis pensamientos (pero, ¿quién me habrá
mandado a mí apuntarme a curso de snowboard???????)
Mejor que no os diga esta vez lo que me duele. El día no ha podido ser peor. Me voy a casa totalmente desmoralizada, no era esto lo que yo esperaba. "Mamáaaaaaaaaaaaaaaaa, me quiero volver a España!!!!!!!!" . Esta noche voy a necesitar afecto para evitar el trauma emocional. Nada, no se hable más, llamaré a mi novio. Le pediré que me alquile los dos primeros episodios de Heidi en el Blockbuster más cercano. Este es el único método infalible que conozco para no tener pesadillas. Tengo que quitarme eso del snowboard de la cabeza...
Resultado de la jornada: esto no es para mí, ya pienso
en retirarme y abandonar esta práctica sadomasoquista invernal.
A ver si mañana me levanto más optimista. No quiero
hablar más del snowboard hasta el domingo que viene. Ya tengo
mi primer cardenal en la rodilla y ni siquiera recuerdo haberme
golpeado ahí.
4.- CUARTA CLASE DE SNOWBOARD
He pasado toda la semana mentalizándome y he llegado gradualmente a una sólida convicción: "¡¡¡yo este curso lo termino aunque me mate!!!". Hoy pienso pegarme a Roberto como un sello, y hasta que no me explique qué hago mal, no lo dejo en paz.
Al iniciar la clase tenemos una sorpresa. Nuestro instructor se ha roto la mandíbula (sólo Dios sabe cómo) y está en el hospital. En su lugar se presenta Aller. Resulta que fue el "profe" de Roberto; el pionero del snowboard en la estación de Ravascletto-Zoncolán. Guauuuuu!. ¡Qué honor!
Este tío se revela todo un Profesional y sabe tela de didáctica.
Así que yo me lanzo ya y le pido que me explique detalladamente
cómo se curva.
¡Joder! Er tío coge y se quita la tabla. Pone la tabla
en la nieve y me dice: "mira, la tabla tiene que hacer exactamente
este movimiento". La explicación es clarísima,
transparente, cristalina..... Se empieza SIEMPRE desde la posición
de base, ¿recordáis?, peso equilibrado, piernas
flexionadas, brazo un poco abiertos, etc... Y luego hay que seguir
la secuencia: BACKSIDE - TABLA PLANA
- FRONTSIDE, o al contrario. ¡Ajá!
- Sí, pero dime exactamente cuándo tengo que empezar
a clavar el otro canto, ¿cuándo estoy curvando, o
después de curvar?
- El canto se clava cuando la tabla ya haya curvado porque si clavas
el canto antes, la tabla ya no gira (¡hostias! ¡es verdad!
por eso no curvaba yo!!!!!). Y es muy importante que respetéis
los tiempos y las secuencias: primero backside, luego tabla plana
y después frontside. Recuerda que en cuanto dejes la tabla
plana, ésta empieza a girar siguiendo el movimiento de tus
caderas.
Y ahora me doy cuenta de mi error. De mi GRAN error, diría, porque he estado a punto de romperme el espinazo y también el esternón! Queriendo curvar rápido en frontside para hacer una curva pequeña, echaba el peso adelante casi enseguida, cuando la tabla iba cuesta abajo. De este modo clavaba el canto delantero demasiado pronto, y es verdad, no había manera de curvar. Además cogía mucha velocidad y no me daba tiempo de poner la tabla plana antes de pasar al backside. Tan pronto como apoyaba el canto trasero, salía despedida de espaldas llevándome para delante a cuantos había en mi trayectoria.
Aller nos repite lo que nos dijo en su día Roberto. Después
de unos estudios que se han realizado, patatín, patatán,
.... ahora se tiende a surfear en pies de
pato por ser una posición más natural. Yo por
el momento, me he vuelto a regular las fijaciones en +15 y +5, más
adelante veré.
Prácticamente dedicamos el día a practicar y a corregir
errores, que es muy importante. El instructor nos hace "desfilar"
uno a uno y nos observa atentamente. Luego, nos dice METICULOSAMENTE
qué hacemos mal. Un error muy común en todos es que
giramos poco el busto y no llevamos los brazos como deberíamos.
Además tendemos a surfear con el cuerpo girado adelante,
hay que ir paralelos a la tabla, según dice Aller.
Una vez comprendido el error, empiezo a curvar como una persona
normal. ¡Esto es sensacionallllll! ¡Estoy haciendo snowboard!!!!!!!!!
Tengo que tener MUCHO cuidado de no apoyar el canto trasero antes
de tiempo. Pero claro, sigo sin ser una fuera de serie. Aller intenta
decirme, sin que me desmoralice que tenga cuidado con los brazos,
que se me olvidan y más que hacer snowboard, parece que voy
haciendo ganchillo. Bueno, intentaré recordarlo. Y tengo
que mantener el eje vertical respecto a la tabla cuando curvo, lo
que se inclina es la tabla, no yo, yo sigo el movimiento de ella.
Resultado de la jornada: estoy muy contenta; ahora puedo decir que estoy aprendiendo a surfear; ya no me caigo cada 20 metros y no me voy molida como otros días.