Varias entradas de norte están dejando el Pirineo como más nos gusta, blanco. Estas entradas suelen venir acompañadas de viento, a veces demasiado. No hace ni una semana que nos acercamos a la zona de Aransa, muy cerca de la frontera sur de Andorra, porque estos frentes del Noroeste habían dejado suficiente espesor de nieve de fresca como para acercarse a conocer estas montañas.
Dadas las muy buenas condiciones de esta zona, sobretodo teniendo en cuenta como suele estar habitualmente, decidimos repetir para explorar un poco más y ver si se habían acumulado algunos centímetros más.
Esta vez el equipo lo conformamos un nuevo splitter, Jaume, que prácticamente hacía su primera salida, de las de verdad, en el pirineo, y yo, con ganas de salir a estirar las piernas.
Al pasar la Collada de Toses pudimos comprobar que la zona lucía bien blanca desde lejos, cosa que no pudimos decir después cuando mirábamos hacia la Tosa d’Alp o la Norte del Cadí. Subiendo hacia Aransa, nuestro objetivo se ve muy claro, els Clots de l`Orri y el Pic del Coll de la Barra.
Una vez aparcamos en el aparcamiento de la estación de esquí de fondo de Aransa, nos calzamos nuestro Split y nos dirijimos a las taquilles de la estación. Personalmente me gusta pagar el forfait de acceso a la pista de la estación si la voy a utilizar. Ellos hacen su trabajo reuniendo y preparando la nieve de la pista para que podamos acceder, y esto cuesta dinero. Me parece justo compensarlo si el precio que hacen pagar es justo, y considero que 4€ lo es.
Después de un kilómetro y medio de ligera subida llegamos al refugio, cerrado, de Prat de Miró. Estamos a unos 2.000m de altitud y justo enfrente tenemos els Clots de l`Orri.
En este punto hay que decidir, si dirigirse hacia “els Estanys de la Pera” para luego desviarse hacia el Oeste y encarar la subida hacia la cima, o bien dirigirse hacia el pueblo de Bertascan, siguiendo la pista forestal de la izquierda. La segunda opción es una subida muy ligera a costa de dar un buen rodeo, aún así es la que elegimos por dos motivos fundamentalmente, el primero por que l’Abel y Jesús, hace una semana, decidieron ir por la ruta más directa,y el segundo, para no castigar en exceso el cuerpo de Jaume, aun convaleciente del último catarro.
La pista nos va haciendo subir lentamente hasta que llegamos a la zona alta, a unos 2.100m, donde será necesario dejarla y afrontar la subida final por el largo lomo hacia la cima del Turó Punçó.
Una vez dejamos atrás la pista forestal hacia Bertascan, empieza la ascensión, sin especial dificultad; puesto que la nieve esta prácticamente en su punto. Nieve polvo, trabajada por el viento, y con el espesor justo para no tener que abrir una huella profunda.
Como estamos en pleno temporal de Norte, aunque viendo el cielo azul y el sol no lo parezca, sabíamos que no tardaríamos en notar el fuerte viento de Norte, que levanta la nieve y molesta, no dejándote avanzar. De hecho, la elección de esta ruta también fue motivada en cierta forma por el viento, puesto que escogiendo bien el camino la propia montaña nos podía ir protegiendo, cosa que habría sido más difícil por la vía directa.
Estamos llegando al Turó Punçó (2.494m) y el viento no nos da mucha tregua. Avanzar se hace difícil y tenemos que buscar un lugar donde resguardarnos para concretar el siguiente paso. Las vistas hacia el Norte, hacia el cordal fronterizo con Andorra, son espectaculares. El blanco nuclear esconde el dèbil espesor del manto y, desde aquí, todo parece bajable y a toda velocidad, pero más adelante comprobaremos que no será del todo así.
Hacía el Oeste, las montañas del Pallars Sobirà, con el Montsent de Pallars, presidiendo. A medida que avanzamos poco a poco hacia el Este, el llano del Coll de Pimés, detrás del cual esta la estación de esquí de fondo andorrana de La Rabassa. En el centro, y presidiendo la imagen, el Monturull (2.761m). El Pic del Coll de la Barra (2.632m), el Pic del Servant (2.746m), el Pic de la Colilla (2.835m), el Tossal Bovinar (2.842m) i la Tossa Plana de Lles (2905m). Un poco más hacía el Este, y un poco más lejos, El Puigpedrós (2.915m) y al fondo de la imagen, completamente hacia el este, el pirineo más oriental, donde se encuentra el Puigmal, como cima más representativa.
Después de ponernos a cubierto por el fuerte viento decidimos acercarnos hacia el Pic del Coll de la Barra, sin llegar a el, para valorar los posibles descensos del Clot de la Barra, aprovechando uno de esos momentos en los que el viento nos dió un poco de tregua.
La verdad es que desde lejos todo siempre parece más blanco de lo que es en realidad y prueba de ello es que cualquier bajada que escogieramos estaba llena de tiburones, en el mejor de los casos, sin que nos fuera a permitir fluir. Así que decidimos entrar por la que nos pareció en mejor estado, dejando a un lado otros factores, como verticalidad o compromiso.
Escogimos un lugar en el que la pequeña cornisa era más pequeña aún y nos decantamos por buscar la zona que menos riesgo, a priori, podia tener para aludes de placa, puesto que los días anteriores había habido viento de Oeste y estábamos bajando por una ladera Este.
Una vez bajado el primer tramo, de más pendiente, giramos por debajo de una barra de rocas para ir a buscar la pala que bajaba del siguiente clot puesto que tenia menos tiburones y nos permitiría fluir un poco más. Esta barra de rocas tenia una pinta estupenda. Solo le faltaba medio metro de nieve más.
A partir de aquí.... no hay fotos. Se trata de fluir y disfrutar de la bajada. A partir de cierto punto, hay que entrar al bosque y buscar el camino, que no siempre es evidente. Pero aún así había suficiente espesor como para no haberse de preocupar mucho. Se trata de ir siguiendo el torrente, saltándolo de vez en cuando, hasta llegar a la pista de esquí de fondo que viene de los Estanys de la Pera.
Una vez llegado a la pista, ésta nos conduce al refugio de Prat de Miró, y desde allí, hasta la base de la estación de esquí de fondo de nuevo. Es conveniente llevar los dos bastones a mano por si nos hacen falta para impulsarnos, porque la pista no tiene mucha pendiente.
Nos despedimos del lugar, con un buen sabor de boca y, como siempre, con más deberes que trabajo hecho.