La temporada 2021-2022 empieza con algunas potentes tormentas de levante. El mar todavía está muy caliente y la entrada de frío en altura suele ser una combinación perfecta, que puede dejar muchos centímetros de nieve en la montaña y volver a poner en marcha esa infinita lista de propósitos que nunca deja de crecer.
El problema en el Pirineo Oriental es que el frío siempre viene empujado por el viento…. y mucha de la nieve que cae, desaparece en cuestión de horas. A veces es preferible una nevada ligeramente húmeda que una fría y seca, ya que el viento transporta menos cantidad de nieve.
Algunos han dicho que este ha sido uno de los mejores inicios de temporada de las últimas décadas en el Pirineo, es posible que hubiera sido aún mejor si no fuese por ese dichoso viento.
Estamos a principios de Diciembre y la Cerdaña está enterrada en más de 40 centímetros de nieve, hasta el fondo del valle. Carreteras, pueblos, tejados, bosques… todo absolutamente blanco, precioso. Algo cada vez menos habitual, que lo hace aún más hermoso, si cabe.
Los picos y carenas por encima de 2.400 están arrasados por ese viento que castiga sin descanso las cimas de este valle. Hay importantes acumulaciones de nieve a sotavento, grandes cornisas en paredes, tenemos placas de viento casi evidentes a simple vista desde la distancia y el boletín marca un riesgo de aludes alto y mantenido.
Con este bonito, pero peligroso, panorama nos acercamos a buscar la protección de las cotas bajas y los bosques cerrados de Saint Pierre dels Forcats. Aparcamos en el parking de la estación de Cambre d`Aze, todavía cerrada, y empezamos a foquear por una pista roja que pronto nos sacará los colores.
Hace frío y toda la ladera esta a la sombra, la nieve cruje en cada paso, los arboles están bien cargados y todo parece augurar una condiciones muy buenas. Después de unos minutos y 150 metros de desnivel foqueando la pendiente de la pista, tomamos una evidente senda a la izquierda que se interna en el espeso bosque. La pendiente se reduce bastante, la temperatura baja un poco más y empezamos un agradable paseo en dirección al Rec del Molí, el torrente que nos llevará hasta nuestro objetivo de hoy.
No tenemos mucha prisa y tras 40 minutos de foqueo sin perdida por unas sendas marcadas como itinerario de raquetas, llegamos al inicio del torrente (rec, en franceś y catalán). Decidimos meternos directamente en el margen derecho torrente. Pronto nos daremos cuenta de que no ha sido buena idea, la pendiente es fuerte en los margenes, es muy estrecho, hay arboles caídos y la traza se rompe con facilidad con la nieve tan suelta. Hubiera sido mucho más cómodo evitar el torrente por el bosque.
A pesar de que no es la primera vez que estamos por aquí, la montaña cambia en cada salida. Por suerte para nosotros, el tramo incomodo es solamente el principio y pronto salimos del fondo del torrente para empezar a hacer lazadas en las palas que nos harán ganar altura rápidamente.
Nos alcanza una pareja de traveseros que han seguido nuestra traza hasta este punto y que van a buen ritmo. Deciden ir a buscar la carena que queda al margen izquierdo del torrente y les seguimos aprovechando que nos abren huella, a pesar de que en un principio esa no era nuestra intención.
Hay que aprovechar las oportunidades cuando se presentan, y abrir huella en esta nieve profunda y reciente no es tarea fácil.
Después de una horas abriendo huella empezamos a estar un poco cansados. Hemos cogido bastante altura, pero todavía nos queda un largo flanqueo hasta llegar al punto que nos permita tener diferentes opciones para bajar. Aunque la pendiente es bastante suave, los flanqueos son siempre delicados con la split, menos mal que la nieve permite trazar bastante bien.
Salimos del bosque y podemos ver el valle de Planés a nuestra izquierda por el que se llega al famoso Roc del Boc. Muchas lineas interesantes en este valle, pero un larguísimo acceso lo hacen casi inaccesible para muchos.
Desde hace rato que tenemos la vista puesta en un bosque con amplios claros, pendiente interesante y constante. La nieve empieza a endurecerse y a escasear un poco, aparecen algunos tramos ventados y con piedras. Tenemos un buen panorama a nuestros pies y parece que no merece la pena seguir subiendo. Decidimos prepararnos para bajar en un llano en la carena que parece estar a pocos metros a de la cima, aunque luego nos daremos cuenta de que todavía faltaban un centenar de metros.
Empezamos a bajar por un bosque que va alternando claros y que permite coger bastante velocidad, la nieve esta espectacular y disfrutamos cada giro, como puede verse en el vídeo.
La bajada hasta el torrente es bastante fluida y rápida, en el torrente el terreno se vuelve más técnico y las rocas y los árboles te obligan a parar. A partir de este punto podemos seguir por la senda que hemos usado para subir o meternos en un bosque bastante espeso.
Decidimos meternos en el bosque y tenemos que sortear algún cable para ganado que podría dar algún susto. Nos quitamos la tabla en un par de puntos bastante llanos, para llegar a la traza de un antiguo teleski que nos dejará en la base de la estación y donde podremos disfrutar de los últimos giros rápidos.
Llegamos al coche muy contentos por una salida de esas que hacen afición y por la suerte de conocer un poco mejor un terreno bastante seguro para días con mala meteo o un riesgo de aludes difícil de gestionar.
¡Salud y montaña!