Después de muchos días de anticiclón las condiciones de nieve en el Pirineo habían empeorado bastante respecto a las semanas anteriores. Decidimos acercarnos a la zona del Nerassol , aunque el acceso a estos valles se realiza desde cotas bastantes bajas, tenemos largos descensos con orientaciones soleadas que, tal vez, nos permitan disfrutar de algunos giros en nieve primavera transformada.
Aparcamos en la estación, cruzamos la carretera, caminamos unos 100 metros por un estrecho y peligroso arcén donde todos los coches tienen muchísima prisa y muy poco cuidado.
Para nuestra sorpresa, la nieve llega casi hasta la carretera, aunque con poco grosor y continuidad. Porteamos hasta 1.600 metros aproximadamente, donde las condiciones ya permiten foquear cómodamente.
Dejamos atrás una característica canalización de agua. Iremos avanzando por el fondo del valle en dirección oeste-suroeste, siguiendo el trazado evidente de un arroyo, principalmente en su margen izquierdo aguas abajo.
Aunque el terreno del fondo del valle es cómodo y amplio en general, en algún punto se forman pequeños cañones que tenemos que sortear. En uno de ellos no escogemos la mejor opción y nos obliga a quitarnos las tablas en flanqueos expuestos.
Llegamos al primer lago y el horizonte se ensancha después de unas rampas en el margen derecho de la presa, realmente este es un valle muy grande.
Bordeando el lago, pasamos al lado de una cabaña en muy buen estado. Llegamos al inicio del segundo lago y tenemos el collado de Siscar a nuestra derecha. La nieve empieza a estar muy dura y cuesta mucho esfuerzo clavar el canto sin patinar en cada paso; si encaramos la pendiente la inclinación es muy fuerte y las pieles resbalan.
En un mal sitio, expuesto e incomodo, y después de sufrir más de la cuenta, decidimos quitarnos las tablas. Hacemos una repisa con el piolet y nos ponemos los crampones como buenamente podemos.
Mucho de antes de llegar al collado, empieza una carena con fuertes pendientes al principio, que nos dejará en la cima después de ganar 300 metros de desnivel.
Las panorámica desde la cima es muy buena, podemos ver gran parte de Andorra, el Ariege y la Cerdaña. Las palas que bajan de la cima en dirección este(E) son muy amplias, pero con fuertes pendientes en algunos puntos. Seguimos el fondo de una especie de torrente, con nieve ligeramente transformada que se va endureciendo a medida que bajamos y cambiamos a una orientación más norte; hasta que llegamos a un torrente pedregoso y se acaba la nieve.
Después de caminar un rato en dirección sur por un GR algo "pantanoso"; volvemos a ponernos las tabla hasta que la nieve y el terreno lo permiten, a 1.600 de altura. La nieve empieza a escasear a esta altura y nos quitamos la tabla definitivamente, para volver caminando por el mismo camino de subida hasta donde hemos dejado el coche.
Ha sido una salida dura, sobretodo por no conocer bien el terreno y desgastarnos innecesariamente en flanqueos y no escoger bien el mejor itinerario en algunos puntos. Con condiciones ligeramente mejores y un itinerario optimo, puede ser mucho más cómoda y agradecida, a pesar de tener más de 1.200 de desnivel positivo y bastante más kilómetros que la mayoría de salidas habituales.
Sin duda es un valle muy salvaje, con un encanto particular y una infinidad de opciones, orientaciones y combinaciones posibles. Muy recomendable para los que les gusten las cimas panorámicas y las salidas largas y variadas.