- • Desnivel: 472 metros
- • Dificultad: Media. BE-S3.
- • Altitud:1.530m - 2.002 m
- • Orientación: NE
- • Duración: 2:30 Horas
- • Ascenso: 2:00 horas, hasta la cima con descansos
- • Descenso: 1:00 hora
Hacía muchos años ya de mi última visita a Leitariegos y desde entonces no he vuelto a tener la oportunidad de acercarme a estas montañas, hasta este invierno. Aquella vez me quedé con ganas de subir al Cuetu dArbas, que ostenta la calificación de último 2.000 de la cordillera cantábrica hacia poniente, así que este era uno de los objetivos que me había propuesto.
La cordillera cantábrica es un macizo especial porque, aún sin tener grandes alturas, tiene montañas imponentes, con bajadas de todo tipo que van desde plácidas laderas orientadas normalmente al sur, hasta escarpadas paredes que miran principalmente al norte. La cercanía del mar provoca que tan pronto puedan caer grandes nevadas como lluvias eternas, frios que quitan la respiración o calores de manga corta en pleno mes de enero. “La cantàbrica” es así y hay que adaptarse a ella.
A las buenas nevadas de principios de diciembre de 2012 les siguieron lluvias y temperaturas más que templadas que deshicieron todo lo que había caido. Aún así, el día de nochebuena entró un ligero frente que dejó una leve capa de nieve que sirvió para cubrir las placas de nieve dura, o simplemente hielo, que habían quedado.
Sin estar nada seguro de lo que nos encontraríamos nos dirigimos hacia el puerto de Leitariegos Marcos "Katoute", Tomas "Coca" y yo para ver si el Cuetu d’Arbas había cargado algo y se dejaba esquiar. Los compromisos navideños nos obligaron a llegar al puerto de Leitariegos pasadas la una de la tarde, así que la esperada subida y no menos ansiada bajada se imponían rápidas.
Cuando llegamos a Leitariegos comprobamos que la nevada había sido poco más que testimonial puesto que no había permitido ni siquiera la apertura de las pistas de la zona baja de la estación de esquí. Así las cosas, decidimos acercarnos hasta el propio puerto y pueblo de Leitariegos, unos metros despues de la estación camino de Asturias, para ver el estado del Cuetu.
Alto de la Ferradura y Cuetu dArbás, desde el pueblo de Leitariegos.
No puedo negar que mi impresión al ver la montaña fue de desilusión y hasta un poco de desesperación. No estoy acostumbrado a ver una montaña con tan poca nieve y saber que no habría una segunda oportunidad. O subía con lo que había, o me daba la vuelta. Desde la carretera eran evidentes, no solo los piornos (escobas, brañas, matolls... llamésmoles como queramos), sinó tambien los tiburones (piedras). Ante este panorama, un tanto desolador, mis copañeros me animaron y me hicieron que tuviera un poco de fe en la cantàbrica. Se vive “bien” en los Pirineos, aunque sean los más orientales.....
Así las cosas, comenzamos a subir por un camino, ligeramente cubierto de nieve, que conduce a la laguna de Arbás desde el mismo pueblo de Leitariegos.
Subiendo por el camino hacia la laguna.
Subiendo por el camino hacia la laguna.
Mi primera ascensión de la temporada me hizo ver que no puedo descuidar la forma física. Mientras ellos subían yo me arrastraba en la subida, que no tiene en este punto mayor dificultad alguna. Y poco a poco llegamos a la laguna.
Subiendo por el camino hacia la laguna.
El pueblo de Leitariegos y, al fondo, el Pico de los Penones, 1.865m.
Una vez llegué a la laguna grande, reagrupamos y comentamos el camino a seguir para llegar a la cuerda. Son pocos metros de desnivel, pero la escasez de la nieve no hacía muy fácil la elección. Decidimos intentar subir por el collado más evidente, donde la nieve parecía continua y de buena calidad. Las primeras rampas nos hicieron ver que debajo de la fina capa de nieve nueva y buena yacía una capa de nieve dura, muy dura, de difícil gestión.
En la laguna de Arbás.
Pasada la laguna, a buscar el mejor camino.
Marcos (katoute).
Inicio de la última rampa. Poco despues, comenzarían los problemas.
Según nos acercábamos al collado y la pendiente aumentaba la fina capa de nieve no soportaba nuestro esfuerzo y cfedía bajo nuestro peso. Coca puso las cuchillas y comenzó a enfilar el collado sin excesivos problemas. Le seguía Katoute, a buen ritmo, sin cuchillas y con problemas evidentes para mantenerse erguido. Viendo el panorama y sin cuchillas, decidí poner la split a la espalda y viendo que la nieve me aguantaba bien, empezé a subir sin los crampones, hasta que unos 10 metros debajo del collado la subida, tal cual, se me hizo imposible. Había subestimado el lugar, la pendiente, etc.... a base de piolet, sin sacar los crampones de la mochila, conseguí llegar al collado donde me esperaban mis compañeros.
En el collado. Al fondo, el Cornón.
Cuerda hacia el Cuetu dArbás.
Descansando un momento justo despues de superar el collado.
Una vez allí el progreso por la cuerda fue muy sencillo y rápido. Mientras subíamos hacia la cima, justo al lado de la vieja cornisa, fui observando las bajadas directas que esta montaña ofrecía y realmente impresionan bastante, no por su longitud o desnivel, sino por su pendiente en el arranque, que en muchos casos deben rondar los 60º. En gran parte de la arista, la entrada por salto desde la cornisa vieja se imposa, y el salto no es de menos de dos o tres metros. Aquel día, las condiciones de la nieve no permetían ni muchas alegrías ni osadías.
Progreso sencillo por la cuerda hacia el Alto de la Ferradura.
Pendientes de fuertes grados a nuestros pies.
El Alto de la Ferradura y el Cuetu dArbás.
Kato y Coca, Coca y Kato.
Llegando al Alto de la Ferradura.
Alto de la Ferradura. Pendientes extremas en la cara norte.
Despues de llegar a la cima de la Ferradura, a 1.993m, descartamos continuar por la cresta hasta la cima del Cuetu Arbàs, a 2.002m de altitud, situado unos 350m más hacia el Oeste, por que se nos había hecho realmente tarde. Eran las 16h 50m, quedaba una hora de luz diurna aprovechable, como mucho, y no podíamos demorar más la bajada. Es momento para hacer las fotos de las vistas, y pensar en la bajada.
El Cuetu, 2.002m, y sus fuertes pendientes norte.
Mirada hacia el Catoute, 2.117m.
Mirada hacia el Cornón, 2.188m.
Rafa y Coca, admirando el paisaje y buscando la entrada buena.
Comenzamos a descender sobre nuestros pasos hasta que observé una obertura en la cornisa. La entrada no tenia ninguna complicación y la pendiente debía tener unos 40º en la salida. Una morfología perfecta, sobretodo habiendo visto otras entradas muchísimo más expuestas. Así que no nos lo pensamos mucho. Despues de decidir el camino que seguiríamos a media montaña, cosa nada fácil por la escasa innivación, nos decidimos.
Segundos despues de franquear la vieja cornisa y en la pendiente noto como las fina capa de nieve nueva no aguanta mi peso y comienzo a resbalar, con la tabla completamente cruzada, pendiente abajo. Mis únicos objetivo en esos 30 metros fueron, o bien pararme, o bien restablacer la posición para encadenar el primer giro, pero cuando resbalas hacia abajo, suele ser complicado lo segundo. Segundos despues conseguí detenerme y, tras avisr a mis compañeros, que me observaban desde la entrada, de que todo estaba bien, comencé a lanzar decisivos giros y a disfrutar de la pendiente y de la minúscula capa de nieve polvo de bastante buena calidad. Despues de mi, uno a uno fueron descfendiendo mis compañeros, siguiendo mis huellas y con precaución vista mi reciente experiencia.
Comienzo del descenso y primeras eses.
Reunión del grupo.
Coca busca el camino de bajada.
Nuestras firmas entre las brañas.
Despues de una bajada disfrutona, entre brañas, piornos i roques, nos agrupamos y finalizamos el descenso de la mejor manera que se pudo, buscando las lenguas de nieve que nos llevaban hacia el camino de la Laguna de Arbás, que volvimos a recorrer andando. Llegamos al punto de partida a las 17h 30m, todavía de día, por poco tiempo, y con mucha..... hambre!
Qué hambre, por dios...
Por último, el mapa de siempre!